domingo, 10 de enero de 2016

LIBRE ALBEDRÍO VS PREDESTINACIÓN

"Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida, y tu lo llamarás destino”
Carl Gustav Jung


Libre albedrío o predestinación o la distinta mirada sobre el destino entre Oriente y Occidente.

Las tres religiones monoteístas principales nos han inculcado la idea de que en todo momento podemos escoger entre hacer el bien o el mal y por tanto tenemos el libre albedrío, es decir, tenemos libertad de elección entre acciones contradictorias sin ser determinado por ninguna necesidad. En cambio, las religiones tradicionales orientales siempre han creído que el destino de los individuos ya está escrito por el denominado karma, es decir, todo está determinado y todo lo que ha habido, hay y habrá y todo lo que ha sucedido, sucede y sucederá está ya preescrito o preestablecido y nuestra aparente experiencia de libertad es simplemente una ingenua ilusión de libertad.

Ambas visiones han generado problemas, para los primeros sostener este principio entre los científicos, pensadores y filósofos ha sido muy difícil, y para los segundos, en ocasiones, ha generado problemas sociales, como en la India, los privilegio de nacimiento que los situaba en una casta absolutamente cerrada y que no se podía pasar de una a otra mas que por el camino de la transmigración, es decir, a través de una nueva existencia.
A modo de ejemplo, citaré algunas de las personalidades históricas que han puesto en duda la teoría del libre albedrío.

Martin Lutero (1483-1546): Sostiene que un mundo distinto a Dios y capaz de ser y obrar aparte de Él es contradictorio. Por eso Dios y el mundo se identifican de tal forma que el hombre forma parta de Él y consecuentemente las decisiones humanas voluntarias son en realidad las decisiones de Dios.


Juan Calvino (1509-1564): Creía que desde el principio de la Creación, Dios había predeterminado ya quién se salvaría y quién se condenaría. Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres, marcado con el sello del pecado por la caída de Adán, y sólo pueden ser justificados por la gracia, no por las obras. Esta explicación incluye, en su teoría, la doctrina de la predestinación absoluta de algunos elegidos: la gracia es un don de Dios que se manifiesta por la acción misteriosa de la Providencia. Esta doctrina es llevada a sus últimas consecuencias y defiende que Dios predestina a los hombres, también al infierno, según su arbitrio. Paradójicamente, puesto que obrar y vivir en el temor de Dios se interpreta como síntoma de que se es uno de los pocos elegidos, todos desean descubrir en sí mismos los signos de la gracia divina y obran convenientemente.


Isaac Newton (1642-1727): Es considerado como el fundador de la física clásica, dado los fundamentos básicos y fijando los métodos de la ciencia moderna. Describió la ley de la gravitación universal donde demuestra que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la Tierra y las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas y estableció las bases de la mecánica clásica mediante las leyes que llevan su nombre. Por tanto, en la física iniciada por Newton, el tiempo cumple el papel de ubicar y ordenar los sucesos de manera fija, como si el Universo fuese una larga película de video en donde los acontecimientos nunca pueden ser alterados. Así, todos los cuerpos han de seguir unas leyes fijas que marcan su futuro de manera inexorable.

David Hume (1711-1776): Se le considera un filósofo compatibilista porque dice que tanto el libre albedrío como la predestinación son necesarias. Hume advirtió que el libre albedrío es incompatible con el indeterminismo. Si las acciones realizadas no están determinadas por acontecimientos anteriores, entonces las acciones son completamente aleatorias. Además, si no están determinadas por el carácter o la personalidad (deseos, preferencias, valores,….), ¿cómo podría ser alguien responsable de una acción?, ¿todo sería aleatorio? El libre albedrío parece necesitar del determinismo, porque de lo contrario el agente y la acción no estarían conectados. Así que, mientras que el libre albedrío parece contradecir al determinismo, al mismo tiempo necesita de él. La concepción de Hume de la conducta humana tiene causas, y por lo tanto el hacer a las personas responsables por sus acciones, se debería intentar recompensarlas o castigarlas de tal forma que intentaran hacer lo que es moralmente deseable e intentaran evitar hacer lo que es moralmente indeseable.

Pierre-Simon Laplace (1749-1827): Estaba convencido de que todos, absolutamente todos los fenómenos de la naturaleza, incluido el comportamiento humano, obedecían las leyes de Newton y podía explicarse y predecirse a partir de ellas. Como expresión de esta idea imaginó un demonio, que lleva su nombre, al que atribuyó poderes sobrehumanos pero no sobrenaturales, que es capaz de conocer la posición y la velocidad de todas las partículas del Universo en un momento dado, aplicando la leyes de Newton, conocería el devenir de todo lo que existe, fuese cosa o persona.

Immanuel Kant (1724-1804): Para él libertad y razón se identifican. El hombre libre quiere lo que le dicta su razón, porque el ser humano se identifica con su razón, no con sus inclinaciones sensibles. Tenemos un cuerpo que nos genera una serie de necesidades según el momento: pero sólo nuestra razón es incondicional, y esta razón, en su aspecto práctico nos dice en todo momento lo que debemos hacer. De ahí que Kant identifique la libertad con el deber moral. La libertad es un postulado de la ética, no lo demuestra, pero tenemos necesariamente que suponerla porque si no, no tiene sentido estudiar la bondad o maldad de la elección humana.

Charles Darwin (1809-1882)/ Gregor Johann Mendel (1822-1884): Explican el comportamiento de los seres orgánicos, en especial de los animales y seres humanos, que viene determinado por un código genético. No somos más que la manifestación de nuestros genes, los cuales determinan nuestra condición física, como el color de nuestros ojos, pelo, piel, estatura, etc. y de nuestro carácter y sentimientos y también acciones concretas como salir corriendo ante un peligro inminente.

Iván Petróvich Pávlov (1849-1936): Conocido por formular la ley del reflejo condicionado o aprendido, en contraposición al reflejo incondicionado que es el innato o natural. La existencia en el cerebro de una actividad refleja que actúa en el sentido de adaptación del ser al medio, mediante la creación de nuevas relaciones nerviosas, por lo que existe una estrecha relación entre los seres vivos y el medio que los rodea. Inauguró lo que se puede considerar la modificación experimental del comportamiento. Podríamos considerarlo otro precursor del conductismo.

Conductismo (S. XX): Corriente que renuncia a la doctrina del alma, la mente y la conciencia, para ocuparse del estudio de los organismos en interacción con su ambiente. En la materia de la psicología estudiaría las interacciones entre los individuos y su entorno. Podríamos decir que dos siglos antes David Hume había puesto las bases de esta corriente tan moderna. Tenemos el ejemplo de la obra maestra del cine “La Naranja Mecánica” que refleja el experimento de intentar cambiar a un individuo, moralmente reprobable, premiando las buenas acciones y castigando las malas, pero parecen fracasar en su intento.

No hace falta acudir a científicos y filósofos para descubrir en nosotros mismos que existe cierta tendencia a creer que nuestro destino ya está escrito. ¿Quién no ha deseado conocer el futuro que le espera?, en el amor, en el trabajo, en la salud, etc. A pesar de que los sociólogos consideran que vivimos en una época de escepticismo y de ausencia de espiritualidad, las ciencias ocultas cobran un auge inusitado convirtiéndose en una actividad que mueve muchos millones al año. Clarividentes, videntes, médiums, tarotistas, espiritistas, quiromantes, astrólogos…. y una larga lista de visionarios que se ganan la vida haciendo predicciones, en la mayoría de ocasiones haciendo uso simplemente de su sentido común, con un público entregado, obtienen unos ingresos nada desdeñables.

En lo que parecen coincidir ambas corrientes filosóficas de observar el destino, aunque siempre hay corrientes que opinan lo contrario, es que las plantas y los animales no tienen la libertad de elección, pues todas sus acciones están totalmente determinadas por el instinto. Todos sus actos están subyugados a la subsistencia y reproducción de la especie. La búsqueda incesante de sustento les hace actuar de una manera determinada, frecuentando el mismo tipo de hábitat, migrando cuando en el que se encuentran está agotado e incluso defendiendo el territorio ante posibles intrusos; quien no ha tenido un perro que se pasa el día levantando la pata marcando con su orina todo lo que encuentra a su paso o ha visto a un grupo de palomas peleándose por unas migajas de pan. Una vez cubierta esta necesidad junto con el preceptivo descanso, el sexo o reproducción ocupa el resto del tiempo; la búsqueda de obtener una relación sexual y evitar que otros ejerzan ese derecho llevan a los machos de muchas especies a duras peleas e incluso a morir en el intento.

Con los avances científicos y técnicos actuales y los estudios de biología y comportamiento de las especies, conociendo sus hábitos, pautas sociales, genética, climatología…. podríamos emular a ese ser sobrehumano pero no sobrenatural que es el demonio de Laplace, ya comentado, y podríamos acertar el futuro de cualquier animal con una probabilidad muy baja de error, que en caso de producirse se debería a que se nos ha pasado por alto alguna circunstancia causante que no hemos tenido en cuenta.

Si tenemos esta creencia con el mundo animal, y más aún con el vegetal, ¿por qué ha de ser diferente con el ser humano? Acaso no estamos formados por la misma materia. La única diferencia con ellos es que somos más sofisticados, pero en el fondo no estamos tan distanciados.

Por eso desde Oriente nos llega lo que denominan los 8 intereses mundanos, que como pasa con la subsistencia y la reproducción de los animales, también instintivamente, dominan todos nuestros actos y por tanto nos predeterminan. Una vez definidos podemos hacer un ejercicio de reflexión si todas nuestras acciones realmente están dominadas o impulsadas por estos factores. Estas debilidades las tenemos tan integradas que no hace falta ser consciente de que las deseamos, simplemente nos vemos arrastrados hacia ellas. Estos ocho intereses o debilidades humanas los describiremos en cuatro pares.

El primer par, que para las bestias es el apego y el rechazo de la mera subsistencia, en nuestro caso queda ampliado a desear todo tipo de posesiones materiales, inmuebles, joyas, vehículos, valores, depósitos…… Nos aferramos tanto a lo que poseemos y a lo que deseamos conseguir como rechazamos todo lo que pueda ponerlo en peligro.

El segundo que para los seres más básicos es la sexualidad, en el ser humano se amplía a obtener todo tipo de placer para los sentidos y sensaciones agradables, siendo irresistible su atracción así como el rechazo de las desagradables. Tampoco nos diferenciamos tanto de las otras especies pues el sexo sigue siendo la sensación más placentera, toda vez que no sólo damos placer a los cinco sentidos con su práctica sino que además también añadimos el factor mental que para muchos se trata del sexto sentido. Le sigue a mucha distancia algún manjar exquisito, y sobre todo hoy en día que se ha puesto tan de moda la alta cocina, con lo que se podría llegar a excitar también los seis sentidos mencionados. Podríamos seguir enumerando eventos que nos proporcionarían placeres sensoriales, música, cine, perfumes…….

El tercero sería el afán de obtener fama y poder, ya que dirigimos nuestros actos inconscientemente hacia su consecución porque a nadie le agrada pasar desapercibido o ser un “don nadie”, pues en tal caso podría ocasionar problemas psicológicos e incluso la autoexclusión social.

El cuarto y último es la búsqueda incesante de reputación y renombre. A quien no le gusta estar bien considerado por sus familiares, vecinos y amigos, por no decir por la sociedad entera, “de este te puedes fiar” y de la misma manera, todos nos sentimos mal cuando nos reprueban o critican.

Si añadimos a estos impulsos a los que nos sentimos irremediablemente atraídos, la genética que marca nuestros rasgos físicos, salud e incluso sentimientos, el ambiente del país en que vivimos, con un nivel educativo, en el seno de una familia dada y en una escala social determinada, es muy posible, que al menos, nuestro futuro inmediato sea bastante canalizado, concreto y predecible.

Se podría decir que hasta el día de hoy he estado al albur de mi destino ya que me he dejado llevar por mis impulsos y condiciones; ¡estaba todo escrito!, pero ¿puedo hacer algo para cambiar esta tendencia? Ermitaños, anacoretas, místicos……. fanáticos religiosos ….y algún enfermo mental intentan eliminar las causas de raíz renunciando a las ya comentadas ocho debilidades humanas o intereses mundanos para no tener que sufrir sus consecuencias, el aferramiento y la aversión a los mismos. Algunos lo consiguen, pero otros suelen incrementar su rechazo a todo lo que viene del mundo exterior sufriendo igualmente sus consecuencias.

El método más práctico no es la “renuncia” total mencionada si no lo que se denomina “fluir”, es decir, intentar mantener una atención consciente de las emociones que nos surgen cuando sentimos atracción o rechazo, cuanto más práctica logremos en la observación, más se irán debilitando los impulsos automáticos y por ende, nuestras reacciones ante los acontecimientos, favoreciendo que gocemos más de las circunstancias favorables que nos ofrece la vida y suframos menos las negativas, observando que todo lo que nos ocurre, sea bueno o malo, es pasajero. Así, con estas técnicas de calma mental, mindfulness o meditación shamata-shiné podremos cambiar nuestro destino porque nuestras reacciones no serán tan intensas sin necesidad de llevar a cabo una renuncia total de nuestras posesiones, gozos y disfrutes.

Actualmente, la neurociencia parece apoyar esta teoría de cómo el entrenamiento sistemático en meditación puede aumentar la actividad en determinadas áreas del cerebro asociadas con la felicidad y la compasión. La cantidad de datos que se nos presentan constantemente no pueden ser controlados por el consciente, pues tiene un retraso considerable respecto al inconsciente. El 99% de lo que vemos es proyectado por nuestra memoria y sólo el 1% por nuestros órganos sensoriales, por lo que nuestro cerebro nos engaña con suma facilidad. De 11 millones de datos de información que recibimos ¡¡sólo nos damos cuenta de 40!! Eso implica que dos personas que están en las mismas circunstancias y en el mismo lugar al mismo tiempo pueden estar percibiendo cosas totalmente distintas, sería como decir que todo lo que percibimos es ilusorio. Es agotador para nuestro consciente procesar toda esta información, por lo que inconscientemente cambiamos al piloto automático y nuestro cerebro decide que es lo que nos interesa y que no sin que nosotros nos demos cuenta. Si nos observamos, veremos que el consciente no se ocupa del presente, siempre estamos proyectándonos entre el pasado y el futuro siendo marionetas de nuestro subconsciente y, por tanto, totalmente previsibles y determinados por nuestra forma de ser.

Las neuronas se relacionan mediante sinapsis creando entre ellas verdaderas relaciones de amistad, cotilleando constantemente entre ellas haciendo que veamos el mundo de una manera y un “color” determinado. Por suerte se está demostrando la gran plasticidad de la mente y que esas sinapsis pueden ser cambiadas mediante la meditación y en consecuencia nuestro destino.







domingo, 6 de diciembre de 2015

CONSUMO DE CARIDAD

1. INTRODUCCION.


Vivo en Barcelona y me siento abrumado por la cantidad de personas necesitadas que duermen a la intemperie, en portales, porches, cajeros, etc. y no hay día que no me soliciten limosna en la calle, puerta de supermercados, transporte público, semáforos y hasta por correo, en anuncios de televisión y demás medios de comunicación, y especialmente acentuándose en estos días cercanos a la Navidad y ya solo me faltaban las grandes campañas del gran recapte de alimentos, telemaratones, recogidas de juguetes y la última novedad del giving twesday.

Mi capacidad de caridad queda tan desbordada que tengo en muchas ocasiones sentimientos confrontados de culpabilidad de no estar haciendo todo lo que podría permitirme y a la vez un hartazgo de soportar tanta miseria que me rodea.

Antes de profundizar en el tema, me gustaría definir algunos conceptos para unificar criterios con el lector, que pueden coincidir, o no, con los de la Real Academia Española.

Amor: el deseo al prójimo y a otros seres sintientes de que tengan lo mejor y todo tipo de circunstancias favorables.
Compasión: el deseo al prójimo y a otros seres sintientes de que no sufran y que no padezcan ninguna circunstancia desfavorable.

Estas emociones positivas surgen espontáneamente porque son parte de nuestra naturaleza y nos hacen sentir bien y reconfortados como seres humano y con unas consecuencias presumiblemente muy positivas.

Seguramente son sentimientos básicos que nos han hecho evolucionar como seres humanos y sociedades cohesionadas al abrir nuestro corazón hacia los demás.

Pena: vernos reflejados en la desgracia ajena produciéndonos un desasosiego íntimo y profundo.
Vergüenza: qué pensarán o que dirán los demás por nuestros actos.
Miedo: Perturbación del ánimo al correr el riesgo de poder padecer cualquier tipo de desgracia física, económica, …..

Estas emociones negativas, con resultados probablemente positivos, nos penalizan, corroen e interiorizan de tal manera que nos individualiza y separa.

Todos estos conceptos  enumerados nos conducen a realizar actos como:

Caridad: sentimientos de generosidad que nos  predispone a dar a los seres lo que les falta, de manera universal, ciega e irracional.
Misericordia: nos compadecemos de la miseria ajena pero con cierto grado de empatía.
Solidaridad: adhesión a la causa o empresa de otros, ofreciendo nuestra ayuda a quien consideramos se los merece.



2. ¿ÉXITO SOCIAL?

Se nos dice por los medios de comunicación que gracias a la solidaridad social y a nuestro sistema asociativo conseguimos cifras récord de ayuda a los necesitados.

Sin embargo, yo detecto cierto agotamiento de este sistema porque la motivación que nos mueve a colaborar no es la correcta. La pena, la vergüenza o el miedo han ocupado el espacio reservado a nuestro Amor y Compasión naturales.

Hace poco leí en La Vanguardia un titular referido al gran recapta que me dio la respuesta: “Quizá un día lo necesite yo”. Está claro que lo que domina en este caso es el miedo.

Si el segundo grupo de emociones es el que nos domina, vamos por mal camino, ya que nos conduce a terminar con cierto “callo” social que acabará haciéndonos insensibles a las desgracias de nuestros congéneres, enterneciéndonos más la imagen de un cachorro de cualquier mamífero que la del sufrimiento humano.

Las cifras avalan este razonamiento, pues las recaudaciones de estos grandes eventos sociales van en descenso por este agotamiento social, a pesar, de que según el gobierno hemos salido de la crisis y tenemos un crecimiento anual del P.I.B. superior al 3%.

Recaudaciones últimos años de la Marató de TV3 con una historia que data desde 1992:
2012 = 12.387.634 euros
2013 = 11.848.986 euros
2014 = 11.403.593 euros
2015 = pendiente de resultados definitivos

Del “Gran Recapte d’aliments” no he obtenido datos históricos, salvo los del año pasado:
2014 = 4.686.000 Kg.
2015 = De momento se han superado los 4.000.000 Kg.

Desde un aspecto más racional y menos sentimental, reclamaría que se haga más hincapié en qué se hace con lo recaudado y no en el espectáculo de cómo y el qué se recauda. Lo que solicito, no es una relación de beneficiarios anónima, sino un detalle exhaustivo de a dónde ha ido a parar cada céntimo de euros donado, y no en apartados generalistas de contabilidad como nóminas o compras, sino nombres y apellidos y facturas reales.

Es mejor basar nuestra caridad en auditorias personales que no en sentimientos negativos.


3. ¿FRACASO GOBIERNO?

Clamorosamente el Estado falla a sus expectativas. Tanto los mercados como cualquier otro fenómeno social, incluso las leyes, son imperfectos y como tales generan injusticias y una de las funciones del Estado es poner los medios suficientes para garantizar la Justicia Social.

Vemos que las actuaciones de nuestros gobernantes en este aspecto son muy exiguas, refugiándose en el “éxito” de las iniciativas privadas y la solidaridad mediatizada.

Entonces sólo me queda pensar que la gente lo pasa mal, no por falta de caridad, sino por falta de Justicia Social, atacando el síntoma y no la causa.

Nuestra capacidad de caridad y misericordia, por ser ciegas, son guiadas por estos agentes sociales que hacen de perro lazarillo, eliminando y excluyendo la solidaridad de nuestras vidas.

Garantizando un mínimo de supervivencia se evita que la sociedad explote. Que la gente lo pase mal debería llevarnos, por misericordia, a un estado de indignación tal que nos condujera a exigir la Justicia Social como prioridad, pero para ello necesitamos ser, ante todo, solidarios con los que padecen.

En lugar de esto, se estigmatiza y menosprecia al fracasado, culpándolo de indolente, conformista, vago y otros adjetivos inculcados por los poderes fácticos incluidos los gobiernos, que para arreglar este tema ya tenemos la caridad mal entendida.

4. ¿LA CARIDAD ES UN NEGOCIO?

“Todo necio confunde valor y precio”.

Quiero comenzar con esta cita de Antonio Machado porque no hay mejor manera de definirlo. Los bienes inmateriales y con un valor incalculable no son escasos en el ser humano, sino todo los contrario, son muy abundantes. Además, intuitivamente ya les damos el nombre de valores: amor, fidelidad, solidaridad, sociabilidad……

Esta sociedad mercantilista, que pone precio a lo que escasea, convierte estos valores en materiales y por tanto con un valor económico. El ejemplo más claro es poner precio al cuidado de nuestros mayores y niños.

Socialmente estamos juzgando y cuantificando nuestros sentimientos por el volumen donado convirtiendo la caridad en un gran espectáculo, y lo peor es que cogemos gusto a observar la miseria para poder relajar nuestra conciencia a base de limosnas. Entonces, me pregunto en qué hemos convertido el acto natural de voluntad humana desinteresado y ciego.

Los supermercados, que antes rociaban con lejía los productos caducados o invendibles por cualquier causa para que no fueran aprovechados, hacen el “agosto” con las campañas sucesivas del Gran Recapte. Me hacen pensar mal, pero habrán llegado a algún acuerdo para donar ahora los productos que antes destruían a cambio de estas campañas que les reportan unos ingresos excepcionales, además ahora pueden permitirse el lujo de ponerse la medalla de solidarios utilizándola de publicidad.

En cuanto a las ONGs, qué hacen con las donaciones que reciben. No quiero demonizar a todas, pero hemos tenido claros ejemplos de desvío de fondos para inversiones inmobiliarias, de grandes sueldos a sus órganos directivos, viajes recreativos y de aventura para sus cooperantes, e incluso, cuando queda algo y llega el objeto de caridad, se lo reparten los dirigentes del país receptor haciendo negocio con ello o, simplemente, es inservible porque no es lo demandado por la población. Mosquiteras para evitar la malaria a personas que no duermen en habitaciones ni siquiera en camas u ordenadores cuando no hay corriente eléctrica ni en sus moradas ni en las escuelas.

Entretanto, la clase media, o la que se considera clase media sin serlo porque le cuesta llegar a fin de mes, soporta una excesiva carga impositiva para las compensaciones que recibe del Estado, siendo la que más está aportando a todas estas iniciativas.

Mientras la clase alta concentra sus esfuerzos en como pagar menos impuestos, deslocalizando sedes y fábricas, invirtiendo en productos financieros hechos a medida para evitar impuestos o directamente falseando cuentas para evadirlo mediante ingeniería contable.






5. ¿QUÉ PUEDO HACER?

a. Compartir nuestro tiempo.

“La caridad bien entendida empieza por uno mismo”

Este refrán va como anillo al dedo para explicar que el tiempo libre es uno de los valores más preciados que tenemos, mucho más importante que el dinero, porque nos permite Ser, al poder dedicar nuestro tiempo a lo que realmente nos apasiona.

Dar, regalar, compartir nuestro tiempo libre es el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestra pareja, hijos, padres, amigos, etc. porque su valor es incalculable. Como se suele decir “más vale calidad que cantidad” y en ningún sitio podemos aplicar mejor esta máxima. Hay que interesarse, compartir y apoyar sus inquietudes, proyectos e intereses e implicarnos en aligerar en lo posible sus problemas. Esto nos puede llevar desde a unos pocos minutos a un tiempo indefinido, pero eso no significa que tengamos que absorber y acaparar todo el tiempo posible que nos ofrecen ni entregarlo sin ningún sentido y sin fin en horas de aburrimiento compartido, dado su valor y porque ha de permitir Ser a ambas partes y evitar convertirnos en seres homogéneos y monótonos.

Todos tenemos que trabajar, desgraciadamente por dinero, pero podemos influir en nuestra motivación al hacerlo pensando que estamos colaborando con el bien común, mejorando el bienestar social y, por consiguiente con nuestra actitud, la relación con los clientes y compañeros.

Si aún así nos sobra tiempo podemos ir ampliando el círculo e incluso formar parte de proyectos sociales y ONGs, pero de una manera muy crítica, fiscalizadora y auditora, cerciorándonos que realmente cumplen con todas nuestras expectativas. Actitud que no trata de encontrar defectos sino de garantizar la pureza del proyecto.






b. Consumo consciente y responsable.

Quién decide lo que consumimos, los consumidores o las empresas con sus campañas de marketing y sus estudios de investigación sesgados e interesados. Estamos en una cultura de consumo compulsivo de naturaleza excluyente. Si alguien gana otro pierde. Consideramos el crecimiento económico como satisfactorio sin tener en cuenta la distribución desigual e injusta de los bienes. Confundimos la necesidad con deseo, dándole un carácter de infinitud que se retroalimenta. La cultura tradicional es sustituida por una cultura universal que tiene a desvalorar nuestras costumbres, recursos y riquezas para acabar empobreciéndonos, porque es sustituida por una escala de valores y deseos de consumo ajenos a nuestra cultura, historia e identidad como pueblo, que desemboca en un deterioro ecológico, ya que los pueblos pobres se ven obligados a agotar sus recursos para sobrevivir, degradación que los empobrece todavía más.

Que mejor caridad que la de practicar un consumo consciente y responsable. En cada acto de consumo estamos emitiendo un voto sobre en qué mundo queremos vivir.

Entonces, procuremos adquirir productos de comercio justo que garantice condiciones de vida digna a los productores, de producción campesina que fomente la biodiversidad y genere empleo, de soberanía alimentaria reduciendo la importación de alimentos baratos que debilitan la producción y población agraria locales, productos de proximidad y de temporada que refuerza la economía local y reduce el gasto energético, productos ecológicos que por no usar productos químicos evita la contaminación de la tierra, el agua y el aire fertilizando la tierra y frenando su desertización.

Usemos el transporte público y evitemos en lo posible coger el coche privado para evitar la contaminación ambiental.

Usemos la Sanidad Pública y evitemos afiliarnos a Mutuas porque sino estamos aceptando que la sanidad ha de ser privada para que sea de calidad, dejando la pública sin medios, paupérrima, con grandes problemas que desembocarán en un círculo vicioso que la llevarán a ser de asistencia social mas que de salud.

La educación padece el mismo problema. Hemos de llevar a nuestros hijos a la escuela pública si queremos garantizar un mínimo de igualdad de oportunidades, sino, siempre hay alguien que tiene más dinero y, por tanto, oportunidades que nuestros hijos porque irá a un colegio más caro y elitista.
Yo me pregunto si todos estos actos no son más caritativos, misericordes y solidarios que donar un paquete de arroz, una conserva o un donativo. A qué esperamos para ponerlo en práctica.

6. EPÍLOGO


Por mucho que nos movilicemos y acudamos a manifestaciones en pos de un mundo mejor, pero si acabamos en un Mcdonalds con una hamburguesa con coca-cola, acudimos en nuestro coche privado, somos de una Mutua y llevamos a nuestros hijos a una escuela privada, lo tenemos claro; nuestra motivación y esfuerzo no sirven para nada.

El famoso dilema del prisionero nos muestra como dos personas pueden no cooperar incluso si ello va en contra del interés de ambas. Pero por desgracia, sólo tenemos esta arma, que es muy potente si la ejercitamos en conjunto, pero si no tenemos e inculcamos la solidaridad, por muy caritativos que seamos, no arreglaremos nuestro problema, ni siquiera el del cambio climático por muy preocupados que estén actualmente los gobiernos de los países de todo el mundo

Sólo mediante nuestros actos cotidianos de generosidad personal y hábitos de consumo saludables conseguiremos vivir en un lugar mejor. Ningún político, del color que sea, logrará cambiar el mundo. Únicamente cambiando nosotros, siendo conscientes de lo que hacemos, lo lograremos. 



lunes, 2 de noviembre de 2015

Agradecimiento

Estupendo!!

Primero agradecer a mi amigo Josep Maria haberme ayudado ha actualizarme en este mundo de las nuevas tecnologías creando este blog para poder desarrollar y comentar mis neurosis mentales en la red.

Espero publicar pronto alguna de las ideas que me dan vueltas, no solo en la cabeza, sino a veces también en la cama.

Gracias por aguantar mis rollos.

Un abrazo